21 febrero 2007

Desde las insondables vísceras...


Y otorgar a tu duende sin concebir tributo; completar tu subsistencia y engendrar la savia de tus brazos obteniendo dividendo alguno... honrarme con tu respeto, tu estima y lo tórrido de tu alma...
Esperando la alteración de tus pautas para reverenciarme como tantas veces yo te habría venerado... la adoración está en tus manos.